Vuela libre y alto pequeño petirrojo (Carta para Laura, con amor de Oncomunidad)
Querida Laura,
Hace solo unos días publicamos tu testimonio en el blog. A veces la vida tiene estos gestos misteriosos de sincronía: tu voz quedó escrita, clara y potente, poco antes de emprender tu vuelo. Hoy aquel texto adquiere un sentido nuevo, como si hubiera sido tu manera de regalarnos un hilo que sigue uniéndonos a ti.
Recuerdo la primera vez que hablamos, hace aproximadamente un año, cuando deseabas entrar a formar parte de Oncomunidad. En aquella conversación ya percibí tu inquietud sincera, tus ganas de comprender, tu curiosidad viva… y también esa lucha interna con un deseo profundo de encontrar un lugar donde poder sostener todo lo que estabas viviendo.
Desde entonces te hemos visto manejar tu vida de una manera que aún nos conmueve.
Y este fin de semana, querida Laura, nos dejaste.
Pero tu marcha lejos de borrar tu presencia la expandió.
Para much@s de nosotr@s fuiste, y sigues siendo, fuente de inspiración. Irradiabas una sabiduría difícil de explicar con palabras; una consciencia que no nace de teorías, sino de la manera en que aprendiste a relacionarte con tus propias dificultades y expresarlas sin miedo ni pudor.
Tus tres años de tratamientos acompañados de noticias difíciles no cerraron tu corazón. Todo lo contrario, lo ensancharon. Lo volviste más tierno, más suave y permeable, más disponible para amar y recibir amor.
Amabas la libertad, la naturaleza, los árboles, los pájaros… especialmente los petirrojos, en los que te reconocías de una forma íntima y profunda. Hoy, cada vez que imaginamos uno, no podemos evitar verte en ese vuelo.
Un poco antes de marcharte nos dejaste un mensaje que guardamos como un tesoro, un espejo de la lucidez con la que transitaste tu camino:
“La enfermedad no me robó el presente…
Va siendo hora de soltar este cuerpo agotado y dejarme ir con la vida.
Estoy en paz. Gracias por quererme tanto.
Nos veremos en la Vida.”
Con esas palabras nos mostraste que el final de esta existencia física no tenía para ti un sabor de miedo, sino de asentimiento y confianza.
En Oncomunidad hablamos mucho de presencia, de consciencia y de vivir despiertos. Tú, querida Laura, lo encarnaste, en tu forma de aceptar, de sentir, de reconocer tus apegos (a tu hija, a tu marido, a tu familia, a la vida misma) y aun así mirar con serenidad ese tránsito inevitable.
Fuiste, y seguirás siendo, una gran maestra para tod@s nosotr@s.
Tu partida nos invita, como comunidad, a mirar la muerte no desde el temor, sino desde esa naturalidad que tú supiste cultivar. Sabemos que no es fácil. Pero tú abriste un camino, uno en el que la muerte puede ser también una expresión del amor: un gesto de entrega, de confianza, un regreso a la Vida con mayúsculas.
Hoy te honramos recordando tus palabras, tu manera de abrir el corazón incluso en los momentos más complejos; tu presencia en nuestros cafés, lo que aportaste en “Escribir para Vivir”, tu delicadeza para compartir tu vulnerabilidad, tus risas, tus silencios, tu forma de estar.
Y te honramos siguiendo tu ejemplo, entrenándonos cada día a vivir más presentes y agradecidos por cada instante: La vida es ahora. Y es un regalo.
Gracias por tu luz.
Gracias por tu valentía y tu autenticidad.
Gracias por dejarnos quererte y permitirnos recibir tu amor.
Vuela libre y alto, pequeño petirrojo.
Nos encontramos en la Vida.
Con todo nuestro amor,
💚Oncomunidad